sábado, octubre 21, 2006

la traición no del corazón

Escarbaban en la sombra, rompían el suelo con el silencio de la voz…. Sólo se escuchaba el saltar de la tierra sobre la tierra, una que otra piedra que costaba sacar. Hasta que un agujero considerable donde cabrían dos gatos pequeños más o menos, introdujeron el corazón aún latiendo botando aún los últimos restos de sangre tibia… taparon con la tierra acumulada y se fueron a lavar con agua y jabón una a la otra, se secaron y cayeron bajo una almohada para que la cabeza cayera sobre ésta descargando alaridos y sollozos de soledad.

Al despertar, él se dio cuenta que sus manos estaban dormidas y no las sentía. Poniendo sus manos suavemente colchón abajo para que volviera la sangre de la forma más rápida posible para sufrir menos, pero ala vez dejando que el dolor penetrara por sus brazos hasta su pecho vacío. Y comienza al fin el malvenido día…

…Lup-dup… lup-dup…

Se levanta, camina a prender el calefon… está prendido, da igual…

…Lup-dup… lup-dup…

Se ducha, se viste, suspira…

Ahhhhhhhhhhhhhhmmmmmmm…. Silencio…

Siete pasos…

…Lup-dup… lup-dup…

La puerta, las escaleras o el ascensor… da igual…

…Lup-dup… lup-dup…

La micro, la espera, las monedas, el corte del boleto, el frenazo (micrero de mierda), sentarse a como de lugar… el discman… música… nada… sólo pasa la cuidad como una vertiginosa niebla gris con retazos de color... se baja, guarda los audífonos con dificultad….

…Lup-dup… lup-dup…

Camina, pasa su medio día

…Lup-dup… lup-dup…

Llega el sol a calentar la mollera, no hay sombras… es hora de volver…

…Lup-dup… lup-dup…

Al llegar pone una canción en el computador que le ha sonado en la mente desde que despertó, toma una almohada y se acuesta en el suelo al lado de la cama, un par de frases producen pena…. Pero al fin y al cabo la maldita canción no produjo el efecto esperado… silencio…

… mas silencio

…Lup-dup… lup-dup…

Un latido en la sub terra, en el inframundo… ondas de sonidos que pasan por un vacío que se quiere volver a llenar…

Salen de la nuca, se separan, bailan un compás nervioso conjunto con el cuerpo, vuelven al rincón sombrío escarban, escarban… el silencio de la voz., la respiración agitada, la tierra choca con la tierra.

Lo encuentran, latiendo, aún rojo, con sus arterias desgarradas y la uña del pulgar marcada a un lado… ambas lo toman, sienten su calor lo besan con sus cinco yemas… lo ponen en su lugar…

Una sonrisa se asoma en su rostro tras el cabello negro sudado y mojado por la niebla que acaba de subir.

Pudo alguien haberlo dejado solo, pudo alguien hacerlo llorar de dolor, pudo alguien hacerlo sentir que todo es intrascendente… pero su corazón nació con él… nunca lo ha dejado ni nunca lo dejará… por más roto que esté intentará latir de nuevo al ritmo de otro corazón tras otros pechos tibios…

No me dejes que ambos nacimos juntos y ambos somos los que sentimos el amor, ambos somos los que trabajamos juntos para eso… al igual que tus manos que juntas han logrado este milagro.



Pablo Serey